La meditación
concierne a la mente.
La mente es muy parecida al cielo: sin forma, sin substancia, sin dimensión.
Igual que pasa con el cielo, todo el mundo sabe que la mente existe, pero
muy pocos saben lo que es verdaderamente.
Como el cielo, la mente no tiene ni centro
ni limites.
Nosotros no
tenemos la experiencia de este estado ilimitado;
y por eso, odiamos en vez de amar, reducimos lo infinito a finito y permanecemos encerrados en los limites estrechos de lo que llamamos "YO".
y por eso, odiamos en vez de amar, reducimos lo infinito a finito y permanecemos encerrados en los limites estrechos de lo que llamamos "YO".
-Bokar Rimpoché-
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