Es una característica común que las personas busquen tratar de equilibrar su vida. ¿A quién no le gustaría encontrar el equilibrio perfecto entre la familia, los estudios, los amigos, el trabajo y las actividades personales?
Para nadie es un secreto de que el ritmo tan dinámico y veloz de la vida actual nos envuelve y nos deja poco tiempo para pensar o planificar nuestro mediano y largo plazo. Esto es un grave error, ya que precisamente en la visión que tenemos de nuestras vidas dentro de 3, 5 o 10 años es lo que nos proporcionará el equilibrio material que tanto buscamos.
Todos quieren equilibrio familiar, laboral, social, profesional y económico; Pero, ¿Qué del equilibrio Espiritual?.
El equilibrio espiritual es algo que raramente notamos. O sea, cuando nos interesamos en algo, es ya parte de nuestra naturaleza querer más y más de ello; sin importar que el objeto de interés sea netamente material.
Es decir, si nos apegamos mucho a lo espiritual perdemos el mundo. Pero de igual manera, si nos volvemos muy mundanos nos alejamos de nuestra verdadera esencia.
Considero que una de las cosas más importantes para tener equilibrio en la vida personal y espiritual, es ser coherentes con nuestras acciones, sin dar importancia al resultado final. Y para esto, primero tenemos que ser coherentes con lo que se piensa, luego con lo que se dice, y así será con lo que se hace.
Aun siendo tan perfectos como seamos, todos traemos y creamos perturbación y negatividad. Pero antes de adentrarnos aún más en la negatividad, tratemos de entrar completamente en concordancia con lo se piensa, se dice y se hace (pensamiento, palabra y obra)…. Así veremos un orden en las cosas materiales que alcanzamos porque tuvimos orden en lo que deseamos.
¿Por qué los niños están mas conectados con lo divino?... Porque estos dicen lo que piensan y actúan conforme lo que dicen.
Siempre hemos oído de que el niño no miente, y adultos se enojan al ver que estos hacen lo que dicen que van a hacer….sin temor alguno y sin pensar en las consecuencias, simplemente LO HACEN.
Sin embargo, el adulto dice lo contrario a lo que piensa, y actúa totalmente diferente a lo que dice. El problema se da cuando comienza a enseñar a los niños a NO DECIR LO QUE PIENSAN y, por ende, A NO ACTUAR conforme lo que dicen.
O sea, les enseñan a estos a temerle al resultado final; entonces el adulto guía al niño a crear el carácter que lo definirá por siempre. Un carácter de NO IDENTIDAD ESPIRITUAL.
Creo que es importante que aprendamos a observarnos internamente para crear un estado de equilibrio entre pensamiento, palabra y obra.
Pensamiento, palabra y obra que no cambiará al mundo, sino a nosotros mismos que somos quienes cambiamos al mundo.
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EL ASUNTO NO ES A QUIEN VA DIRIGIDO
EL MENSAJE… SINO QUIEN LO ESCUCHA
SAFIRI REGALADO
Mayo 25, 2011
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