Esto, de por sí, no puede ocurrir a no ser que la mente haya estado tan profundamente dividida entre lo espiritual y lo material, que fuese posible tener miedo de lo que ella misma es.
La
realidad sólo puede ser una y es una amenaza para lo ilusorio, ya que lo único que la
realidad puede defender es la verdad.
El
hecho mismo de que percibas la Voluntad de Dios -que es lo que tú eres- como
algo temible, demuestra que tienes miedo de lo que eres. Por lo tanto, no es de
la Voluntad de Dios de lo que tienes miedo, sino de la tuya.
Tu
voluntad no es la voluntad del ego, y por eso es por lo que el ego está contra
ti.
En
un estado de pánico no se puede aprender nada de manera consistente. Si el
propósito de tu vida es ayudarte a recordar lo que eres, pero tú crees que lo
que eres es algo temible, de ello se deduce forzosamente que no aprenderás nada
de la vida. De hecho, los problemas que vives a diario con
la sociedad y contigo mismo es porque “no sabes quién eres”.
Cuando
le pides al universo o al Espíritu Santo lo que te podría hacer daño, este no
puede contestarte porque no hay nada que te pueda hacer daño, y por lo tanto,
no estás pidiendo nada. Esa es una ley
universal.
No
puedes cambiar las leyes que tú no promulgaste, las leyes de la felicidad
fueron
creadas
para ti, no por ti.
Cualquier
intento de negar lo que simplemente es
tiene necesariamente que producir miedo, y si el intento es fuerte
producirá pánico.
Mientras
sigas creyendo que es posible tener miedo, no podrás crear.
Recuerda,
pues, que la Voluntad de la cracion de Dios es posible, ya que nada más lo será
nunca.
En
esto reside la simple aceptación de la realidad (la verdad) porque sólo eso es
real.
No
puedes distorsionar la realidad y al mismo tiempo saber lo que es.
Cuando
sientas esas cosas, no trates de buscar la verdad fuera de ti mismo, pues la
verdad sólo puede encontrarse dentro de ti.
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