Nuestros
pensamientos no se esfuman y ya, quedan también plasmados en forma de DECRETO.
La
palabra es un pensamiento hablado. El pensamiento es un decreto silencioso,
pero se cumple exactamente igual que un decreto pronunciado. Cada pensamiento o
frase que decimos se convierte automáticamente en un decreto el cual tarde o
temprano veremos manifestado en nuestra vida.
Nuestros
decretos son órdenes y tienen que ser cumplidas. El Cosmos, la Vida o como
quieran ustedes llamarle, es impersonal y no selecciona cuales decretos va a
cumplir y cuáles no. Cumple absolutamente TODOS.
Si
el decreto es positivo o negativo, será cumplido y se manifestará de igual
manera. Por eso recomiendo vigilar lo que pensamos y cuidar lo que decimos. Ser
impecable con nuestras palabras no es un lujo, es una necesidad.
Durante
el día producimos infinidad de decretos, los cuales van a dar por resultado la
realidad que estamos experimentando y que en un futuro experimentaremos. Quien
se levanta diciendo que tendrá un buen día, así lo tendrá. Quien al amanecer
diga lo contrario, será el día que obtendrá.
La
clase de vida que tenemos es el reflejo de lo que decretamos. LA BUENA SUERTE Y
LA MALA SUERTE NO EXISTEN, Nosotros creamos “la suerte” que tenemos.
En
cambio las que pasan el día quejándose, hablando mal de todo mundo, de
enfermedades, accidentes, eventos negativos de otras personas, criticando y
deseando el mal a los demás, eso es lo que obtienen. Después esas personas
ven manifestado lo que decretaron y se sorprenden por la vida que tienen
culpando a todo y a todos de su “mala suerte”; siendo que ellos la crearon.
Jesucristo
al referirse al poder de la palabra afirmaba… “No es lo que entra por su boca
lo que contamina al hombre, sino lo que de su boca sale; porque lo que de la boca
sale, del corazón procede…” Es muy claro de entenderse.
Lo
que se decreta con respecto a otros también sucede. Si se hace un decreto a
favor o en contra alguien, lo decretado será devuelto al que lo emitió, pero
multiplicado.
Podemos
utilizar el DECRETO en nuestro beneficio y en el de los demás. Es una
herramienta, maravillosa para cambiar una situación. Nuestra sola palabra
tendrá un impacto enorme si la empleamos adecuadamente.
Cuidemos
las palabras que emitimos al orar, Cuidemos lo que decretamos. Hagamos
conciencia de que el DECRETO es una orden que se cumplirá tarde o temprano
porque ha sido creado por la unión de nuestras ideas y la ENERGÍA DIVINA que
estamos recibiendo de Dios en cada instante de nuestra vida. Esa Fuerza
Creadora es la que produce la manifestación de lo que deseamos ver en reflejado
en nuestra vida.
Algunas citas de Sendro
Espiritu
-Juan C Fernandez S-
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Octubre 07, 2010
Por la palabra Dios creo el mundo, por la palabra Jesucristo hizo milagros. Es claro que nosotros, por la palabra, tambien podemos cambiar al mundo. Lo que hace que nuestros decretos (ó palabras) sean positivas o negativas son los sentimientos que hay en nuestro corazón.
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