Muchas
personas se empeñan en darles forma física a eso que llaman "el bien y el
mal", sin embargo, son los mismos estados de conciencia que hacen que
estos se sientan viviendo en dichos estados. Decía en un escrito del templo de
los Delphos: "Conócete a ti mismo y conocerás al universo
Entonces, esforcémonos en trabajar con el amor, que es la única fuerza existente en el interior del ser humano, para alcanzar la gloria divina y declararle al universo: «Tú que has creado todas las cosas hermosas, tan extensas y tan profundas, y yo que me siento perdido en medio de ellas… No consigo entender con mi inteligencia limitada. Te pido que me envíes una gota de tu sabiduría para comprender y actuar de acuerdo a tu naturaleza divina».
Omraam M. Aïvanhov decía, que es un error considerar el bien y el mal como dos
fuerzas independientes que no cesan de enfrentarse.
Aunque no lo creamos la realidad es que el bien y el mal son dos corrientes que también están unidas a una instancia superior llamada "Dios".
Debemos entender que el problema del bien y del mal nunca podrá ser resuelto en el plano físico, porque el origen de lo que une a estas fuerzas contrarias está en lo alto, está en el universo. En el nivel en el que nos encontramos, sólo podemos ver su enfrentamiento.
Nuestro trabajo consiste pues en trabajar con el amor y elevarnos hasta esa instancia superior (que llaman "Dios") que sabe utilizar el bien y el mal con una finalidad que, ni a uno ni a otro, conoce.
El bien no lo conoce todo… y el mal tampoco, evidentemente. Aquel que lo conoce todo, está por encima del bien y del mal, tal cual lo hizo Jesucristo, que a través del amor se puso por encima del bien y del mal.
Aunque no lo creamos la realidad es que el bien y el mal son dos corrientes que también están unidas a una instancia superior llamada "Dios".
Debemos entender que el problema del bien y del mal nunca podrá ser resuelto en el plano físico, porque el origen de lo que une a estas fuerzas contrarias está en lo alto, está en el universo. En el nivel en el que nos encontramos, sólo podemos ver su enfrentamiento.
Nuestro trabajo consiste pues en trabajar con el amor y elevarnos hasta esa instancia superior (que llaman "Dios") que sabe utilizar el bien y el mal con una finalidad que, ni a uno ni a otro, conoce.
El bien no lo conoce todo… y el mal tampoco, evidentemente. Aquel que lo conoce todo, está por encima del bien y del mal, tal cual lo hizo Jesucristo, que a través del amor se puso por encima del bien y del mal.
Entonces, esforcémonos en trabajar con el amor, que es la única fuerza existente en el interior del ser humano, para alcanzar la gloria divina y declararle al universo: «Tú que has creado todas las cosas hermosas, tan extensas y tan profundas, y yo que me siento perdido en medio de ellas… No consigo entender con mi inteligencia limitada. Te pido que me envíes una gota de tu sabiduría para comprender y actuar de acuerdo a tu naturaleza divina».
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